De nuestra voluntaria Mari Ángeles:
A Coco lo ví el otro día mientras paseaba a mis perros por la explanada del puerto, enseguida su estado esquelético me llamó mucho la atención, así que volví a casa y cogí un transportín y me lo llevé a mi casa; era un amor de gato, muy cariñoso, pero no quería comer y su cuerpo ya no tenia reservas de ningún tipo. Ayer el veterinario me dijo que tenia la mandíbula como desencajada por algún golpe y que no podía abrir la boca para comer, esta mañana me ha aparecido muerto; no llegué a tiempo de poder salvarlo, tenía una gran anemia por no haber comido en mucho tiempo. Es muy triste que, en un sitio tan transitado por personas, absolutamente nadie se fijó en él o simplemente no se quisieron complicar la vida cogiéndolo.
Espero que ahora descanse en paz.
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