El viernes fué atropellado en Tarifa un precioso gatito gris de un añito. Lo recogimos y llevamos al veterinario. Tenía su cadera partida y el veterinario nos dijo que teníamos que tenerlo inmovilizado dos semanas.
Nos lo llevamos en el transportín, pero su cuidador no quiso saber nada de él. El gatito era semisalvaje y no pudo superar las heridas, el dolor y el hecho de que lo encerraramos en un transportín y lo cuidara gente extraña. Dejó de comer y de beber y se dejó morir. La mañana del sábado cuando fuimos a darle la medicina vimos que estaba casi en coma. Lo llevamos de nuevo al veterinario y todo el personal de la clínica se volcó con él, pero el gatito ya no quería vivir.
Ha sido muy fuerte. Estas historias me hacen, al menos a mí, desear abandonarlo todo. Lo mas triste es que si el cuidador hubiera querido hacerse cargo, quizás hubiera habido una esperanza para este gatito.
Ahora nos hemos quedado sin nuestro joven gatito y sin dinero para pagar al veterinario. Ya sabeís que estamos pidiendo ayuda porque nuestra situación económica está al límite. De modo que dependemos de vosotros para pagar esta deuda.
No os quiero mostrar la foto del pobre gatito en la clínica porque es demasiado fuerte.
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